lunes, 9 de octubre de 2017

Razón del teatro de Juan Mayorga


El dramaturgo español, que visitará Costa Rica para participar en el 10º Encuentro Nacional de Teatro, nos dice que "el Teatro es un arte político al menos por tres razones: porque se hace en asamblea, porque su firma es colectiva y porque es el arte de la crítica y de la utopía. Examina como vivimos e imagina otras formas de vivir".





"El teatro y la filosofía son para mí uno solo". Nacido en Madrid en 1965, Juan Mayorga es licenciado en Matemáticas, doctor en Filosofía y uno de los dramaturgos fundamentales del siglo XXI. Mayorga visitará Costa Rica para participar en el 10º Encuentro Nacional de Teatro y entre sus actividades públicas tendrá dos conversatorios, uno en el Teatro Universitario (UCR) el miércoles 11 de octubre a las 10:00 am y otro en nuestra librería, Frantz & Sarah, el sábado 14 de octubre a las 7:00 pm en torno a su libro Elipses. Además, su obra, El cartógrafo, se presentará en el Teatro Popular Melico Salazar el próximo domingo 15 de octubre a las 6:00 pm.


Les compartimos un extracto de su ensayo Razón del teatro

Cuando el autor comienza a imaginar, el espectador ya está allí. El texto anticipa un hecho social -político-: será pronunciado, puesto en espacio y en tiempo, por actores ante espectadores. Desde el texto, el teatro es asamblea.

Todo lo que el teatro necesita es un actor elocuente y un espectador cómplice. Su dependencia de condiciones materiales y su necesidad de obedecer al mercado son, en comparación, pequeñas. Es, en comparación, libre. 

La ruina es el estado natural del teatro. La ruina del teatro sólo deja en pie unas acciones interpretadas ante unos espectadores. Nada más le es necesario. El futuro del teatro siempre es Atenas.

El centro del teatro es el frágil cuerpo del actor, un ser humano ante mí. Cada función de teatro debería ser una celebración de la humanidad. 

Cuando el teatro es dominado por su máquina, lo que se representa y celebra es el dominio de la técnica sobre el hombre. 

Extender lo visible es la primera contribución política del teatro. Extender la sensibilidad, la memoria del espectador. Mostrarle que algo es distinto de lo que parece, que algo podría ser distinto de como es, que algo pudo ser distinto de como fue. Darle a ver el orden dominante, los sentidos de realidad construidos por el poder, las ficciones del poder. Darle medios -antes que nada, palabra- para crear sus propias ficciones. Hacer de él un crítico.

Hacer de cada espectador un crítico: ese imperativo es el legado político más grande de Brecht. Hacer que el espectador no se entregue a la recepción de la obra como a la adoración de un ídolo, sino que se pregunte cómo ha sido construida, la intención de quien la ha hecho, la posición en que se le quiere situar a él, espectador. 

El espectador -el crítico- debería descartar la identificación como procedimiento. Debería tomar la obra como foco de una elipse.

El teatro no debe aspirar a convencer a nadie de nada. En vez de adhesión, debe buscar conversación. No tiene que dar respuestas. Su misión es mostrar la complejidad de la pregunta y la fragilidad de cualquier respuesta. 

Antes que proclamando la libertad, el teatro la defiende ejerciéndola. 

¿Puede el teatro transformar el mundo? Hay que hacerlo como si pudiera. En todo caso, no sabemos cómo sería un mundo sin teatro. En todo caso, no descartemos que un ser humano, al encontrarse con el teatro, se transforme. No despreciemos al ser humano. 

Fragmento tomado de Elipses, La uÑa RoTa, 2016



Click aquí para ver el video del Conversatorio con Juan Mayorga en nuestra librería





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